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Eros NR
Folio en blanco Mensajes : 6 Tinta : 0
| Tema: Buscador de la libertad Mar Ene 30, 2018 11:00 pm | |
| Quería compartirles este cuento mío que hice por motivos de un festival estudiantil de las artes costarricense del año pasado. Con este cuento clasifiqué a la etapa nacional donde la participación era simplemente eso... participativa. No hay mucho que decir acerca de este. Es muy rápido de leer y decir cualquier cosa de la trama es decir mucho. No se tarda más de diez minutos en su lectura. Voy a dejar un enlace a wattpad para los que prefieran leerlo ahí. Para los que prefieran leerlo en esta página se los voy a dejar en la pestaña de spoiler para darle al tema un acabado más ordenado. Wattpad: Buscador de la libertad.Cuento: - Buscador de la libertad:
Buscador de la libertad. Soñaba con criaturas míticas atravesando los campos… a pesar de las críticas que hiciera mi familia en el tiempo en que viviera con ellos, era de los pocos en mi familia que soñaba con fantasías, nuestra vida diaria siempre era sobrevivir el día y esperar que el siguiente fuera mejor, es la profesión de mis padres y el resto de mi familia.
Para nosotros todos los días eran lo que otros llamarían “tiempos difíciles”, ese era un estilo de vida que llevamos desde siempre, el hambre y la carencia de una libertad verdadera eran nuestro pan de cada día, pero aún con todo el sufrimiento que era el conseguir algo de comida y repartirla, nunca permití a mi vívida imaginación detenerse. Sin embargo, jamás pude compartir mis sueños con nadie, desde que empecé a hablar de ellos mi familia me detenía, por miedo a que las autoridades se dieran cuenta e interpretaran mis ideas como burlas al “Gran Líder” del que se han contado historias tan increíbles como mis fantasías, pero nunca se enteraron de que siempre volvía a mi mundo de ensueño en secreto.
Esa era la vida en mi infancia, pero a medida que el tiempo pasaba y yo crecía, empezaba a notar el sacrificio que hacían mis padres, con tal de que su único hijo no pasara hambre como ellos lo hacían. En mi pubertad, ellos simplemente no podían seguirme alimentando, por lo que yo empecé a trabajar para conseguir comida. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que, al igual que mis padres se sacrificaban por mí, yo tendría que sacrificarme por mí mismo y por mis hijos, si algún día fuera a tenerlos.
Sin embargo, había una salida que me podría dar una vida más estable… apenas tuve la edad necesaria, me enlisté en el ejército.
La experiencia fue como salir de un infierno para entrar en otro, los entrenamientos para mejorar mi fuerza física y mental remplazaron por completo lo que antes producía el hambre: dolor por dolor. Aunque perdí contacto con mi familia, ahora ellos no tienen que preocuparse por mí porque ahora puedo comer regularmente.
El niño que no hacía más que fantasear se convirtió en un soldado, el fuego de los dragones con los que soñaba se convirtió en las balas disparadas en el campo de tiro, los monstruos se transformaron en añoranzas de reencontrarme con mi familia y todos los sueños se transformaron en el simple deseo de un mejor futuro.
Con este estilo de vida crecí hasta llegar a una edad adulta, tenía un cuerpo fuerte y mucha habilidad con las armas con las que esperaba nunca tener que disparar contra alguien. Dado mi alto desempeño durante los entrenamientos, recibí órdenes de ir a hacer guardia en un edificio de la capital del país, donde se iba a llevar a cabo una reunión importante, pero secreta por lo que no podía saber qué iban a hacer en ese edificio. No solo era el primer trabajo que tenía, sino también la primera vez que visitaba la capital.
Mientras me llevaban hacia el centro del país junto con algunos compañeros, todos de un rango similar al mío, empezaba a notar como se iba transformando el paisaje a mi alrededor. El cielo era el mismo: gris, pero las calles eran más limpias, las ropas más finas y las personas estaban en mejor forma. Me hallaba en una ciudad completamente diferente a cualquier lugar que haya conocido, lleno de monumentos, altas edificaciones y dos grandes estatuas de bronce con la forma de El Gran Líder y su padre.
Antes, la única estatua que estaba ahí era la de su predecesor, quien también fue el fundador del país, pero hace pocos años también se construyó la imagen de su hijo.
Recuerdo las historias que me contaba mi familia y que enseñaban en la escuela acerca de El Gran Líder, trataban de sus revolucionarias proezas dirigiendo las fuerzas militares y de cómo trajo paz al país. Nos relataban que nació en una montaña sagrada y que su nacimiento, profetizado por una golondrina, trajo al mundo una nueva estrella en el cielo y un doble arcoíris se posó sobre el monte. Su vida fue ejemplo de cómo se debe gobernar. Sin embargo, hace unos pocos años falleció en un accidente de tren y todo el mundo lloró su muerte… algunos por tristeza genuina, otros por ley.
Cuando finalmente llegamos al edificio en el que tenía que hacer guardia, yo me quedé frente a la puerta mientras un puñado de hombre vestidos con trajes, algunos muy obesos y otros muy ancianos, alardeando de su buena alimentación y longevidad; entraron en la edificación y mientras ellos llevaban a cabo su reunión, yo me quedaba inmóvil frente a la puerta con órdenes de no dejar pasar a nadie.
Mientras estaba cumpliendo dichas órdenes, tuve oportunidad de observar aquel mundo desconocido para mí, donde todas las personas parecían haber llevado saludables vidas. Era como si tuvieran algún privilegio desde su nacimiento que les protegiera del hambre y la pobreza; también era cierto que yo estaba en buena forma, pero eso fue gracias a que me uní a las fuerzas militares, donde tenían que alimentarme para mantenerme de este modo. Por aquel entonces pensé que quizás ellos también tienen que cumplir con difíciles tareas para ganarse una cantidad abundante de comida, o tal vez sea que en la misma ciudad donde vive el mandatario los habitantes pueden tener una vida más fácil gracias a la bondad del actual líder, quien no iba a ser menos bondadoso y benevolente que su padre, El Gran Líder. Sin embargo, no entendía la razón por la que la gente aquí vivía bien mientras el resto del país sufre de hambre.
Tras un par de horas parado en el mismo punto, los hombres de traje salieron del edificio y luego de su ida nos correspondía abandonar aquel lugar para volver al campamento militar, mientras salíamos del centro del país vi como todo volvía a la normalidad: sin grandes monumentos, sin altos edificios y las personas luchando por no morir de hambre.
Durante los siguientes ocho o nueve meses, volví periódicamente a la capital a hacer guardia de actividades similares e igual de secretas, en todo el tiempo que estuve haciendo guardia nunca tuve la desdicha de tener que usar mi arma contra nadie. Con el tiempo, la experiencia y el duro entrenamiento estaba capacitado para tareas más difíciles, fue en este momento cuando comencé a trabajar en campos de concentración, lugar donde las personas que no se ajustan a la ley sufren las consecuencias de ello.
Aquí la vida del soldado es más dura, pues al menos dos o tres veces a la semana alguien trata de escapar y nuestra labor era detenerlo; al menos ese era mi caso como guardia novato de la entrada, posición en la que estaba comenzando a asentarme hasta que el primer recluso trato de escapar, por la fuerza impedí su huida y otros soldados se lo llevaron. El hombre estaba extremadamente desnutrido y débil... cuál sería mi sorpresa al escuchar un par de minutos después un cañonazo que venía desde el centro del campo acompañado de un escalofrío que recorrió mi espalda. No tenía idea de lo que pasaba, pregunté a otro soldado más veterano que yo qué había sido ese sonido… el pobre hombre, por su intento de escape, fue ejecutado públicamente… En ese momento sólo podía pensar en lo indefenso y mal cuidado que estaba el fallido escapista, al igual que él, otros pasaron por lo mismo tras fallar en su intento de huida.
Era evidente el poco valor que tenía la vida para las autoridades. Quería escapar de esa prisión enfermiza, preferiblemente sin poner mi vida en riesgo… y lo conseguí.
Lograr que mis superiores decidieran cambiarme de posición no fue fácil, tuve que convencerlos de que podía aprovechar mejor mis habilidades en otros puestos y tras un par de meses decidieron que estaría en la frontera sur del país vigilando que ni una sola persona la atravesara. Tampoco me gustaba este nuevo puesto, si veía a alguien intentando alcanzar la Zona Desmilitarizada tenía la obligación de traerlo de vuelta o disparar a matar.
Otra vez estaba en una simple rutina de hacer vigilancia con el miedo de, tarde o temprano, tener que disparar contra alguna persona que trate de cruzar esta área. Caminaba a lo largo de la valla eléctrica asegurándome de que todo siguiera en orden. Empezaba a estar tranquilo al darme cuenta de que eran pocos los que trataban de huir por esta zona por la seguridad militar que había aquí y esperaba que jamás hubiera un intento de huida, así no tendría que usar mi arma.
Sin embargo, teníamos otra tarea todavía más importante. Desde hace mucho tiempo nuestro país tiene tensiones con el vecino del sur, tras una gran guerra que hizo que nuestro país, que era uno solo, se dividiera en dos. El conflicto, todavía sin resolver, se refleja en nuestro deber de vigilar y reportar cualquier acción de las personas tras la frontera, especialmente si estas indicaran una ofensiva militar.
Tuve tiempo de sobra para pensar en mis tiempos de niñez y en el pueblo en que vivía; jamás había escuchado cómo era el interior de los campos de concentración, tampoco de la vida de élite en la capital. Así como son mejores las condiciones para la gente en el centro del país, también debería haber regiones con peores condiciones que en mi pueblo, generando protestas y acciones violentas, estas oposiciones a la ley lograban llenar los campos de concentración, todo esto junto me hizo entender por qué algunos habitantes querrían escapar del país. Así no es como debería gobernar un “Gran Líder”.
Un día, después de varias semanas, divisé a lo lejos una persona que corría desesperada hacia la valla y sin saber cómo reaccionar en el momento, comuniqué a mis superiores lo que estaba viendo, usando el radiotransmisor, sus órdenes fueron claras: «¡Sube a la atalaya más cercana y dispara!» Supuse que no acatar estas órdenes tendría severas consecuencias, así que corrí, subí la atalaya y apunté hacia aquel hombre con un arma de largo alcance, no sin pensar en qué tragedias habrá sufrido para poner en riesgo su vida con tal de huir del país, tuve mucho miedo en ese momento. Pensé en cómo debe sentirse estar tan cerca de la libertad y repentinamente sonó una voz a través del transmisor gritando: «¡Dispara!» En ese instante apreté el gatillo viendo a través de la mira solo una silueta difusa y escuché el estruendo producido por el arma… Desconcertado levanté la mirada para ver aquella silueta derribada e inmóvil, la sensación que experimenté en aquel momento es indescriptible. No pude moverme por unos instantes y sentí como si fuera yo quien se estaba muriendo… pensé que hubiera sido mejor fallecer por el hambre que acabar con la vida de alguien que solo quería ser libre. Después de ver lo que me forzaron a hacer, solamente pensaba en escapar.
Planeé mi huida en secreto, mientras escondía de los demás soldados lo afectado que estaba. Me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo era el mundo exterior y una vez que lograse escapar no sabía hacia dónde dirigirme o dónde esconderme. Tras un par de días, estaba vigilando durante la noche y cuando el momento fue propicio, subí a la misma atalaya desde la cual había disparado y salté al otro lado de la valla desarmado y sin el transmisor, empecé a correr y cuando ya tenía unos ciento cincuenta metros recorridos, sentí una bala entrar en mi hombro. El que haya disparado debió hacerlo desde la misma atalaya en la que estaba hace un rato. Luego de varios metros sentí un golpe en la espalda.
Tenía una bala incrustada en el hombro, pero gracias al chaleco el segundo disparo no detuvo mi carrera. Aunque era insoportable el dolor en mi espalda y hombro, podía seguir corriendo. Logré distanciarme lo suficiente y ya sus tiros no podían alcanzarme, cuando los perdí de vista rasgué mis ropas y me vendé el hombro para evitar una infección y la pérdida de sangre, crucé el río y seguí andando dos kilómetros de subida, en lo alto del monte llegué a ver un poblado no muy lejos de allí y me puse en marcha. Tras un par horas de andar llegué al pueblo en la madrugada, donde recibí atención médica.
Tuve que aprender a vivir en una sociedad muy diferente a la que conocía, tenía la libertad de aprender cosas mucho más allá de solo la historia de El Gran Líder y su ideología, todos tienen trabajos con salarios justos y nunca pasan hambre, tienen acceso a luz y agua potable… Tenía que empezar una vida totalmente distinta y el cambio fue para bien, pues no sólo tenía libertad para ir donde quería, también era libre para expresar mis ideas de la forma que quisiese, sin temer al castigo de aquél gobernador supremo quien después de investigar un poco, no merecía mérito de nada. En cuanto a mi familia, una fuente confiable me informó que se enteraron de mi escape, que se encuentran bien con su duro estilo de vida y que están felices de que yo esté a salvo.
Logré estabilizarme como un artista y plasmé en el lienzo todas mis emociones, ideas y hasta los sueños que tenía de niño. También pinté representaciones surrealistas de lo que había vivido dentro de las fronteras de Corea del Norte, una de mis mejores obras mostraba una gran valla y frente a ella una silueta recostada en el piso, un recordatorio del deber que tengo de amar la vida del prójimo y también un homenaje a la persona que asesiné en la frontera. Esa obra la titulé Buscador de la Libertad.
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| | | Garbúnker
Folio en blanco Mensajes : 167 Tinta : 0 Edad : 30
| Tema: Re: Buscador de la libertad Jue Feb 01, 2018 9:10 pm | |
| Hola Eros, acabo de leer tu cuento. En breves te haré una crítica más detallada, pero me gustaria remarcarte dos cosas rápidamente. Lo primero es que te esfuerzas demasiado en describir los acontecimientos de una manera ordenada y simple, pero las experiencias subjetivas pocas veces son así. Dicho de otra manera, le falta naturalidad. Lo segundo es que no sé si intentabas que un factor sorpresa fuera que estábamos todo este tiempo en Corea del Norte. Si lo intentabas, no me ha gustado porque 1) es bastante obvio desde el principio 2) por culpa de tu twist estás ocultando datos a tu narrador que podrían mejorar mucho tu cuento.
Por cierto, he buscado el cuadro y no lo encuentro, existe en la realidad? |
| | | Firebred
Folio en blanco Mensajes : 21 Tinta : 0 Edad : 40
| Tema: Re: Buscador de la libertad Lun Feb 05, 2018 4:17 pm | |
| Me gustó el cuento, aunque más que cuento parece un relato, uno de un sobreviviente u.u/ . Es bastante técnico todo el tiempo. Le falta ese toque de fantasía y surrealismo que poseen los cuentos. No soy bueno dando críticas, solo te puedo decir si me gustó o no, y me gustó bastante :) . En cuanto a lo que menciona Garbúnker sobre la sorpresa final de que el narrador estaba en Corea del Norte, yo no pensé que fuese ese lugar hasta que leí el final. Más bien pensé todo el tiempo en Venezuela xD jajaja.
Saludos, y sigue compartiendo. :) |
| | | danielm777
Folio en blanco Mensajes : 22 Tinta : 1 Edad : 33
| Tema: Re: Buscador de la libertad Lun Feb 12, 2018 5:01 pm | |
| "Con este estilo de vida crecí hasta llegar a una edad adulta, tenía un cuerpo fuerte y mucha habilidad con las armas con las que esperaba nunca tener que disparar contra alguien. Dado mi alto desempeño durante los entrenamientos, recibí órdenes de ir a hacer guardia en un edificio de la capital del país, donde se iba a llevar a cabo una reunión importante, pero secreta por lo que no podía saber qué iban a hacer en ese edificio. No solo era el primer trabajo que tenía, sino también la primera vez que visitaba la capital.",
Podría quedar mejor así:
"Con este estilo de vida crecí hasta llegar a una edad adulta, tenía un cuerpo fuerte y mucha habilidad con las armas con las que esperaba nunca tener que disparar contra alguien. Dado mi alto desempeño durante los entrenamientos, un buen día recibí órdenes de ir a hacer guardia en un edificio de la capital del país, donde se iba a llevar a cabo una reunión importante, pero secreta por lo que no podía saber qué iban a hacer en ese edificio. No solo era el primer trabajo que tenía, sino también la primera vez que visitaba la capital.
"Tras un par de horas parado en el mismo punto, los hombres de traje salieron del edificio y luego de su ida nos correspondía abandonar aquel lugar para volver al campamento militar. Mientras salíamos del centro del país vi como todo volvía a la normalidad: sin grandes monumentos, sin altos edificios y las personas luchando por no morir de hambre."
Hasta aquí el relato me ha parecido encantador. Sencillo pero ameno de leer. Lo que sigue es encantador pero un poco más impersonal y transmite menos fuerza. Es como dijo el otro amigo arriba, una narración muy objetiva, sobretodo para ser narrada usando un narrador homodiegético. Estás como narrando lo que viviste, pero no se siente el dolor y el trauma de lo vivido en las palabras, recuerda que cuando hay una focalización interna, en el tipo de narrador usado reina la subjetividad al relatar.
"La sensación que experimenté en aquel momento es indescriptible", no digas nunca que la sensación es indescriptible, que para eso tú eres el que está desentrañando los recuerdos del suceso, si fuese indescriptible sería irreal, una palabra como "indescriptible" no lleva a nada, en cambio si vas sumando agregando pequeños retazos emocionales logras elevar la fuerza del discurso en este momento de la acción narrativa.
El relato se extingue con una nota baja, habiendo comenzado de muy buena forma. Le falto sustancia al final, y la verdad no me conmocionó. Con pequeños ajustes podría ser encantador de principio a fin. Una cosa interesante, es que tu planteas con tu cultura occidental, las actitudes y la cosmovisión de los norcoreanos y esto saca de contexto mucho la historia.
Buen relato, a pesar de las deficiencias. Saludos |
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| Tema: Re: Buscador de la libertad | |
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