Recuerdo del primer mensaje :
No es ni blanca ni morena, es negra… es mi negra, negra nacida entre las exquisitas pasifloras y las orquídeas más encantadoras.
Al crecer aprendió a ser viento… es decir, a ser movimiento; a ser música. Cuando se convierte en música, sus pies marcan el ritmo preciso de un reloj que rige la melodía más pura; ese que evocan los tambores de cuero, las gaitas del imponente Magdalena, la marimba de selva eterna y cualquier otro instrumento que se termina esclavizando voluntariamente a las órdenes de los movimientos de mi negra; que gira, salta y se contonea como un dulce fuego. No existe artefacto de fría relojería mecánica capaz de simular aquel ritmo natural.
Mi negra tiene el sabor… ¿sabor a qué? Bueno, nadie que haya visto a mi negra se hace esa pregunta, ni es capaz de responderla en palabras, yo intentándolo, puedo decir:
Negra sabor canela. Negra como el café que crece en los mismos hermosos valles que la vieron crecer, y se tuesta al mismo sol que ha bronceado y alimentado su inmaculada piel; porque no existe piel más pura y perfecta, que la piel de mi negra.
Mi negra también sabe a papaya, a piña, a guayaba, a mango… arazá… y una lista de frutas que bien podríamos asumir interminable, porque en cada pisada que mi negra da en su tierra de infinita fertilidad, nace una planta distinta, que intenta dar fruto del sabor que mi negra guarda en su alma; y si bien ninguna se equivoca en su intento, no ha habido una planta capaz de reproducir aquel puro sabor.